Relato de la tradición oral peruana y de otros países de América Latina. Un entierro es una gran fortuna que enterraban las personas en ollas de barro y otros recipientes, en un lugar secreto de sus casas, y muchas veces morían sin avisar donde está enterrada la misma. Se decía que el difunto se aparecía a familiares para avisarles el lugar y, así su alma descansar en paz.
La estudiante tiene 11 años y su pseudónimo es Cleo; con dos colaboradores que pintaron lápices de colores, aplicando mezclas de los mismos.
A continuación las ilustraciones con su respectivo texto, que es la idea principal del párrafo:
Hace muchos años había
una casa colonial que estaba cerrada, y además decían que estaba embrujada.
Allí habían vivido desde un avaro prestamista hasta un cura.
Se oían ruidos, lamentos,
aparecían volando objetos por los aires. Las personas tenían miedo de pasar de
noche por ahí.
Hasta
que un día una joven costurera llegó a la ciudad en busca de una vivienda, la
única que era la mejor por ser central, es la casa del misterio, y la costurera no cree en
fantasmas.
Vivía con una morenita y un perro de nombre
Salguerito e instaló su taller con su espejo, máquina de coser y mesa de planchar.
El fantasma asustaba al perro,
lo empujaba, le tiraba de las orejas y
por esto aullaba mucho se le erizaban los pelos. En la cocina podía dormir
tranquilo.
La gente muy curiosa quería
averiguar cómo les iba en la casa embrujada,
pero las dos mujeres no se mostraban asustadas.
El fantasma ya no
molestaba al perro y comenzó haciendo algunas travesuras como: perderse las
tijeras, el dedal u objetos volando.
El Cura pasó varias
veces lanzando agua bendita, y muchas veces el vaso aparecía volteado.
No son asuntos del diablo dijo el Cura, ya que estos
terminan con una misa o con agua bendita.
Continúa leyendo el cuento dando click en las letras azules:
Quizá un alma en pena quiere indicarles el lugar donde está un tesoro, hay que
ayudarle para que alcance la paz.
Llamaron a un buscador de
tesoros, Floirán entró a la casa con rezos, quemando incienso, caminaba de rincón en rincón. Salguerito lo miraba
y se echaba en la cocina al pie del batán.
Florián estuvo dos años buscando el tesoro, ya había
removido el piso golpeado las paredes y nada. Hasta que un día se cansó y se
fue.
Cuando Idelfonsa molía el maíz
en el batán de la cocina, sus pies se chocaron con un asa enterrada.
Escarbó hasta que apareció el
borde de una olla, era donde Salguerito dormía y, se echaba cuando Floirán
buscaba el tesoro.
Idelfonsa fue a llamar a
la costurera y movieron la piedra de moler y apareció el tesoro: joyas, piedras preciosas una olla con monedas de oro
y plata.
En la noche salieron de la
casa, bendiciendo a la misma junto a Salguerito que les dio la señal; de dónde
estaba el entierro, y nunca más se aparecieron por el pueblo.
FIN
El dibujo de la figura humana es uno de los retos más grandes para un dibujante. En estos trabajos de ilustración, su representación es de forma ingenua y estática. El dibujo de interiores de la casa es también un tema complejo ya que los estudiantes no han estudiado del todo la perspectiva.
El principal logro está en que el dibujo tiene una expresión muy dulce y tierna, que deleita la mirada del observador.
Fuente:
- Cuentos de Espantos y aparecidos, Coedición Latinoamericana . 2da edición.
Muy buen trabajo y linda historia, te mando un beso
ResponderEliminarEs muy bonita la historia con sus personajes, fue largo el trabajo de ilsutración, la estudiante tuvo que repetir varias ilustraciones.
ResponderEliminarSaludos.